Aunque tradicionalmente se ha recomendado actividad física para mejorar la salud general en adultos mayores, cada vez hay más interés en su papel dentro del proceso de recuperación oncológica. Más allá de los beneficios funcionales, el ejercicio podría convertirse en una herramienta terapéutica que impacte directamente en la supervivencia de quienes han superado un cáncer, especialmente en aquellos con enfermedad localizada y tratamiento curativo completado.
Un ensayo clínico fase 3, multicéntrico y aleatorizad1, evaluó el impacto de un programa estructurado de ejercicio físico en pacientes con cáncer de colon resecado que habían finalizado la quimioterapia adyuvante. Participaron 889 pacientes, asignados a un grupo de ejercicio o a otro de educación sanitaria.
El grupo activo realizó caminatas rápidas de 45-60 minutos o trote moderado 3-4 veces por semana durante tres años, con seguimiento profesional. Tras un seguimiento medio de 7,9 años, se observó una mejora significativa en la supervivencia libre de enfermedad (HR: 0,72; IC 95%: 0,55–0,94; p=0,02), con una diferencia absoluta a 5 años de 6,4 puntos porcentuales. Además, la supervivencia global a 8 años aumentó en 7,1 puntos porcentuales. Aunque hubo más eventos musculoesqueléticos en el grupo activo, no se detectaron complicaciones graves inesperadas.
Estos hallazgos apoyan la integración del ejercicio físico estructurado como parte del estándar de atención en la supervivencia del cáncer de colon, por sus beneficios clínicos sostenidos y su buena tolerabilidad.
Ainhoa Esteve Arrien
Geriatra. Profesor asociado de Geriatria UCLM
REFERENCIA