En hipertensión, la coexistencia de fragilidad genera incertidumbre a la hora de aplicar objetivos tensionales estrictos en pacientes con comorbilidades y polifarmacia. Las guías recientes1, recomiendan individualizar y aceptar metas más laxas. Presión arterial sistólica (PAS) <140 mmHg, en casos de fragilidad moderada o intensa. Sin embargo, las pruebas en pacientes con fragilidad avanzada son escasas, pues suelen quedar excluidos de los grandes ensayos clínicos.
El análisis post hoc del ensayo ESPRIT aporta datos sólidos2. Se incluyeron 11 255 pacientes hipertensos de alto riesgo cardiovascular, clasificados por el índice de fragilidad de Rockwood: 38,8% no eran frágiles, 46,7% moderadamente frágiles y 14,5% muy frágiles. La intervención comparó un objetivo intensivo de PAS <120 mmHg frente a estándar <140 mmHg. Los resultados mostraron reducciones relativas similares en eventos cardiovasculares mayores (RR ≈ 0,83–0,86) en todos los niveles de fragilidad, sin interacción significativa. La mortalidad total y cardiovascular siguió el mismo patrón, con mayor reducción absoluta en los más frágiles, aunque sin alcanzar significación estadística. El riesgo de efectos adversos graves (hipotensión, síncope, caídas, alteraciones electrolíticas, daño renal agudo) no se incrementó de forma diferencial por la fragilidad.
El control intensivo de la PAS <120 mmHg en pacientes hipertensos frágiles de alto riesgo cardiovascular ofrece beneficios comparables a los que no son frágiles, sin aumento específico de eventos adversos. La fragilidad no debería ser motivo automático para relajar objetivos tensionales, aunque la decisión clínica debe seguir siendo individualizada.
Grupo de Píldoras GBE
REFERENCIAS

