Uno de los síntomas más característico y que más desapercibido pasa en la sociedad es el miedo a caer. Los pacientes mayores con trastornos de equilibrio tienen miedo a caer y, por ello, a hacer actividades que otra persona puede realizar sin dificultad. Son actividades cotidianas como coger objetos que estén por encima de la cabeza, a agacharse, a ducharse, o por ejemplo, a subir y bajar una rampa.
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